¡¡¡Hijo de Gigoló!!!

Moralidad, bandera enarbolada por muchos de forma pertinaz e intransigente como símbolo único de la verdad, la rectitud, la ética y… las buenas costumbres. Arquetipo que ha llevado incluso a la muerte a muchísimas personas en manos de aquellos que la exhiben como símbolo de su rectitud, objetividad, libertad, respeto, e incluso justicia.
Sobada, manipulada, y desgastada hasta la saciedad en las bocas corrompidas de muchos que, haciendo alarde de ella ante lugares y personas considerados “respetables”, la dejan más tarde colgada en el desván de la hipocresía (o en el asiento de atrás del coche) a la hora de convenirles en sus… “desahogos inevitables”, ¡¡que pa eso son hombres!!.

Cuando mezclamos la palabra moralidad y prostitución, en cualquier tertulia, seria o relajada, siempre pierden las mismas y ganan los mismos

Hipócritas ¿No sería más lógico y acorde a la moral criticar y señalar con el dedo a aquellos (hombres) que abusan de las prostitutas, a aquellos (hombres) que las secuestran y obligan a ejercerla, a aquellos (hombres) que las maltratan, extorsionan, e incluso asesinan? ¿No sería más lógico y acorde a la moral señalar con el dedo a aquellos (hombres) que hacen uso de sus servicios de noche y las acusan y repudian de día, con burla y desprecio ante los ojos de la sociedad, y la familia?, ¿No sería más acorde a la moral protegerlas de quienes abusan de ellas?, ¿Cuántos hacen con ellas lo que no se atreven a hacer con sus mujeres (perdón, debí decir Señoras)?, ¿Cuántos favores sociales hacen estas mujeres a esa sociedad que luego las margina?, creo que hacen una labor social inmensa, quitando de las calles a muchos ocultos violadores que, llevados por sus instintos ¿”indómitos”? estarían dispuestos a lo que sea por satisfacerlos. Estas trabajadoras deberían cobrar un plus del gobierno por retirar de las calles la basura social.

¿Somos conscientes de que estas Señoras aportan cariño, sexualidad, autoestima, etc. etc., a quienes por sus condiciones y deficiencias físicas o psíquicas, no tienen facilidades ningunas, desgraciadamente, a la hora de relacionarse de forma “normal” con una mujer?.

Muchos hombres, y lo que es más triste aun, muchas mujeres, dicen que eso es vicio, una forma de ganar dinero fácil, y si, es tan fácil como meterse debajo de un desconocido asqueroso, sucio y grasiento, apestando a alcohol mezclado con sudor, baboseando y jadeando sobre ti. Fácil, realmente muy fácil. ¿Cuántas de Ustedes, Señoras que opinan así, están dispuestas a ganar ese dinero tan fácil, cuantas están apuntadas en el paro para ejercer ese trabajo tan fácil de desempeñar?

Las queremos lejos de nuestras casas, de nuestros barrios, de nuestros centros comerciales, de nuestro entorno, nuestra recta moral nos impide convivir con ellas. ¿No será acaso que tememos que nos saluden cuando vamos con nuestras señoras, vecinos, compañeros de trabajo…, o con nuestro jefe quizá, haciéndonos pasar por momentos… de incomodidad? Pero tranquilo, suelen ser personas con mucha discreción, tranquilo, no tema, a ellas tampoco les interesa que Usted las identifique como putas o fulanas, seguro que en más de una ocasión, lo haría ante sus amigotes. ¿No será que muchas de Ustedes, respetables Señoras, temen que les “roben” a sus maridos por darles lo que Ustedes mismas son incapaces de darles con tanto amor como les profesan? Pero tranquilas, ya tienen bastante con aguantarles sus babas, sus fanfarronadas y las depravaciones que usted ni imagina. Pero… por si acaso… mejor lejos ¿no?.

¿Han pensado que quizá sea el hambre lo que les da las agallas (porque hay que tenerlas) para hacer eso?, es el hambre, la suya y en muchos caos la de sus hijos lo que las obligan a hacer lo que Usted, que me lee, no estaría dispuesta ni a pensar.

Recuerdo cuando por la noche, una zona muy transitada de esta ciudad, estaba llena de prostitutas de origen africano (me atrevería a decir que el 100% obligadas a ejercer la prostitución). Muchos coches circulaban por las inmediaciones de esa zona hasta altas horas de la madrugada, buscando (a bajo coste), lo que no conseguían por si mismos (señores respetables y con todo tipo de coches). Y recuerdo que durante el día, podíamos ver muchos lavacoches, también de origen africano, por las calles. Un día se me vino a la cabeza el triste pensamiento de que por la noche abusábamos de sus mujeres por tres perras dentro del coche, y luego, al día siguiente, el marido, hermano, padre, o hijo, nos lavaba el mismo coche por otras tres. Buen negocio. Lo siento, pero era así. Con la misma moralidad con la que luego las repudiamos o decimos que los negritos vienen a quitarnos los puestos de trabajo.

Buffffff, me ha dejado mal este recuerdo.

En fin, ya ves, y al final incluso en esto hay diferenciaciones y peculiaridades machistas, a una prostituta se le tacha despreciativa y despectivamente como puta, degenerada, mujer de la calle, perdida, desvergonzada, fulana, guarra, etc., etc., etc., Mientras que, un hombre que hace lo mismo que ellas, se le llama gigoló ¡¡que fino y bien suena!!. Jamás he oído insultar a nadie diciendo a otro “eres un hijo de gigoló”

¿avanzamos o nos quedamos como estamos?

Zahir.-